Juan, el niño de Artenara


Juan nació y vivió en una casa-cueva de Artenara. Hoy vive en el sur, añorando tiempos pasados. Huérfano de padre a los siete años. Siendo el hijo mayor, a los catorce años iba a trabajar a las plataneras en Gáldar, para ayudar al sustento de su familia. Caminando iba y venía al trabajo. Salía de su casa los domingos al mediodía.

La distancia es enorme, cerca de ocho horas la ida y no menos de doce la vuelta. Bajaba por Tamadaba a la Vecindad de Enfrente, en Agaete y desde allí hasta la finca en el Agujero (Gáldar). La vuelta la hacía subiendo por Caideros. A veces tenía suerte y le transportaba algún carro o camión agrícola aliviándole algo el camino. ¡Qué sufrimientos aquellos! Hoy vamos en coche hasta para ir a comprar a la esquina.

Cuando llegó el sábado al mediodía, el encargado le pagó el jornal y le dijo que si quería podía llevar plátanos para su casa. A Juan se le pusieron los ojos como platos. Preguntó:

-¿Cuantos me puedo llevar, don Agapito?

- ¡Los que usted pueda cargar, Juan!

Juan buscó dos sacos de arpillera –de los de papas- y en uno puso los más verdes y en el otro, los maduros. Los anudó por la parte superior y los cargó sobre su hombro. Llevaba alrededor de veinte y cinco kilos de plátanos.

Cogió el camino de la cumbre –todo cuesta arriba, claro-, y cuanto más avanzaba más sufría el peso de la carga. Iba cambiando de hombro pero se le clavaba más y más en su carne. Ponía las manos bajo el nudo para separarle de su piel pero entonces se le iban “endurmiendo” las manos.

A eso de las tres horas de camino descansó y aprovechó para comer. Cogió un plátano maduro, lo peló y cuando iba a comérselo pensó en su madre, en sus hermanos y en el manjar que les llevaba. ¿Saben lo que hizo?

Abrió el plátano –lo peló- y se comió ¡las cáscaras! guardando la pulpa para llevarla para su casa.

¿No tendría derecho Juan a comerse algunos plátanos? Seguro que sí. Pero la educación que había recibido y la necesidad de alimentos que estaban pasando le impidió comer sin su madre y sus hermanos. ¡Es que los plátanos eran una comida para celebrarlo. Eso era "galleta"!

Las cáscaras solo sirvieron para quitarle las ganas de comer hasta que llegó a su casa.

Según me contó, llegó a la medianoche. Estaban todos dormidos, solo su madre le estaba esperando. Cuando le vió llegar cargado de aquella manera y Juan le contó la odisea, a la madre se le saltaron las lágrimas y los dos juntos estuvieron un rato llorando. Al día siguiente por la mañana, todo el mundo a la mesa. En el centro de la misma, una hermosa “pella” de gofio y plátanos. Sus hermanos comían con avidez. Juan se levantó y miró con orgullo a su familia. El había cumplido como un hombre y en ese momento se acordó de su padre. Se me ocurre que aquí fué donde se inventó la letra de la folía que dice:

Padre mío, padre mío

no te debes preocupar

la mujer que tu dejaste

yo te la voy a cuidar

aunque me cueste la vida.

Hoy tenían comida especial y él no tenía ganas. ¡Todavía estaba lleno de la “jartada” de cáscaras que comió por el camino!.

La historia es real y me la contó el protagonista con lágrimas en los ojos.

¿No les parece bonita y enternecedora?

16 comentarios:

  1. Estas historias que nos parecen de la edad d epiedra, gracias al sr que hace zapatos, y su no existencia de la crisis, nos va a parecer barrio sesamo, alguno veremos comiendo los carosos

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  2. Esta historia tiene visos de ser fruto de una mente calenterienta, que exagera la realidad para crear pánico en estos momentos de crisis. Ante esta historia se me plantean varias preguntas:

    1. Porque el atorrado de Juan no se jarto de platanos en las plataneras antes de salir......no le dijeron que cogiera los que quisiera.

    2. Cuantos hermanos tenia el tal juan para que con 25 kilos de platanos no pudiera zamparse uno.

    3. De que color era el zorullo, que echo Juan con tanto fibra

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  3. Como el blog siga por estos derroteros de falta de civismo, habra que retirarle el premio GRAN CANARIA, ojito

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  4. La cosa esta clara, antaño, los padres ponían comida a sus hijos y esposas primero. Si sobraba comían ellos. Esa es la educación real de un verdadero hombre.
    Y este blog, dice verdades como puños, historias de ayer, que se están haciendo realidad.
    Hoy en día la comodidad nos hace gandules para todo. Esperemos que esta crisis que solo acaba de empezar, no nos lleve a practicar lo que nuestros abuelos practicaron, por el hambre.
    Un saludo
    Doramas.
    Y el premio blog, ya esta editado en esta dirección:
    http://premiosblogsgrancanaria.blogspot.com/

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  5. Maestro Pancho por favor cuando usted hable con una persona como Juan, el niño de Artenara que va caminado por esos caminos , preguntele que si por casualidad ha visto algun tiesto abandonado.

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  6. Lo que me intriga es donde tomo la alternativa el niño de artenara

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  7. Cho Pancho, que le parece, si en agradecimiento le regalo un saco de medicago sativa al del tiesto pa que se lo coma.
    Contesteme por favor

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  8. En cuanto a la mendicago
    Reino:
    Plantae

    División:
    Magnoliophyta

    Clase:
    Magnoliopsida

    Subclase: Rosidae

    Orden:
    Fabales

    Familia:
    Fabaceae

    Subfamilia: Faboideae

    Tribu:
    Trifolieae

    Género:
    Medicago

    Especie:
    Mendicago sativa

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  9. Ya se me metieron los locos en el bló. Tenemos que controlarlos. Abriendo la pueta y pá la playa, niñas!

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  10. A veces hay personas que pretenden hacer infelices a los demás, me refiero al comentario del 10 de noviembre de 2008 14:13 Contestación de un profano comentario
    Esta historia tiene visos de ser fruto de una mente calenterienta, que exagera la realidad para crear pánico en estos momentos de crisis. Ante esta historia se me plantean varias preguntas:

    1. Porque el atorrado de Juan no se jarto de platanos en las plataneras antes de salir......no le dijeron que cogiera los que quisiera.
    Porque si comía, no podría caminar, estaría abollao
    2. Cuantos hermanos tenia el tal juan para que con 25 kilos de platanos no pudiera zamparse uno.
    Argunos
    3. De que color era el zorullo, que echo Juan con tanto fibra
    Er zorullo, es comida de pinsulares, ¿no?

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  11. Desde luego no entiendo como se premia a un blog , donde se permiten comentarios xenofobos, hacia pinsulares, tonterias vale, pero de xenofobia nada por favor, y mariconadas menos aún.

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  12. Este blog es candidato para presentarse al arrallese un millo international awards of Barranco del Cernícalo, y creo que M. Pancho, tendría opciones sino fuera a recogerlo, ya que es conocida su afición a exigir en sus apariciones canapenes de datiles enrollados en bacon con un palillo, y volovanes rellenos con bolitas rojas y negras, que marida con ron venezolano, despreciando la tortilla y demás canapenes sencillos, y rones canarios tan del pueblo del que se mofa y utiliza para su blog.

    Es conocida la frase de Maestro Pancho cuando la pregunta porque no bebe ron de la tierra: "Tengan cuidado chicos con lo que le echan a la Coca Cola".

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  13. ¿Sabían Vds. que a Vitito se le conoce como el rey de los canapenes? Canapén que se precie debe contar con la presencia de Vitito y sus comparsas.

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  14. Para comparsa un que yo me conozco que bebe el vino en tiestos

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  15. Sres. Trujillo y Ramírez:: Un blog no es lugar idóneo para dirimir sus cuitas. ¿Biamónico o diamónico?
    Mangueros o almendreros?
    Vaya la fiesta en paz. El tiesto al "tiesto".

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  16. Ola muy buenas noches, deseo ponerme en contacto con usted, no se imagina cuando leí su Blogger cuanta emoción sentí. Necesito saber si ese señor del que cuenta esta historia lo conoció en persona y necesito descubrí si esa historia es mi padre Juan Alejo Díaz Mederos, nacido un 17 de julio de 1927 en el municipio de Arenara, hijo de Fidelidad Mederos y de Juan Díaz, vivía en Las Crucitas, una casa cueva que habitaba por su madre viuda un día muy señalado , un día de reyes historia que mi padre siempre contaba, era el mayor de siete hermanos, deseo saber si hablamos de la misma persona, se la conto mi padre. Si no me equivoco es mi padre, eso lo vi de pura casualidad buscando fotos y me apareció sin buscar y cuando lo leí me emocione. Muchas gracias deseo recibir su respuesta

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Te agradezco la molestia. Pancho