Esta historia me la contó mi abuela Francisquita, también la he oído en otras partes -algo diferente- pero la que más me gusta es la de mi abuela que dice así:
A unos vecinos (de ella) que las estaban pasando canutas con la crisis, otra crisis diferente de la de ahora, les llegó a su casa a la hora de comer una visita inesperada -familia entera, con sus niños-. La mujer al ver lo que había y la escasez que se padecía, no se le ocurrió otra cosa para salir airosa del paso que mandar al niño a la tienda de Isidrito, originario de San Isidro, en Teror, diciendo que -de parte de la madre- le mandara dos quesos a ver cual le gustaba más para elegir uno. El niño vino cargado con dos quesos que se parecían más ruedas de coche que a quesos, por lo grandes que eran.
Llegada la hora de la mesa se sentó el personal , once comensales en total y la dueña de la casa entró con los dos quesos uno en cada mano. Puso uno sobre el "aparador" (pá que lo vieran) y el otro en el centro de la mesa. Junto a éste un gran "lebrillo" de gofio amasado. A cada persona su plato con el caldito de papas con cilantro y un poco de cebolla (tres o cuatro aros).
Un detalle muy importante fué que cuchara tenía todo el mundo, pero... cuchillo no puso uno en toda la mesa. Y la dueña de la casa no paraba de decir:
¡Coman queso, mis jijos! ¡Qué rica está la cebolla!.
¡Y es que aunque quisieran como iban a probar el queso sin cuchillo!.
De más estar decir que según se fué la visita se devolvieron a la tienda los dos quesos, diciendo que a la visita no le gustaron.
La necesidad agudiza el ingenio. No sé si ocurrió realmente, pero... como me lo contó mi abuela ¿porqué voy a dudarlo?
cebolla, tambien conocida como "queso de lagrimas"
ResponderEliminary que tiene q ver el queso con la cebolla?? no lo entiendo yoo
ResponderEliminarpara el de las 15:18 la cebolla era el queso de los pobres, te la jincas colora por lo que pica las lagrimas son como chochos y para calmar el escosor te jincas otra pella pa empujá
ResponderEliminarUna que yo conozco, de Valleseco,de la Universidad Populá dice que el gofio le dá acedía (acidez, en fino) y por eso no lo prueba nunca. ¡Fuerte jocico!
ResponderEliminarComo serían los ojos de deseo sobre el queso. ¿Y buscando el cuchillo? ¡Eso sí que es un suplicio chino!
ResponderEliminarVeo que a raíz de las quejas, que querian historias de mujeres, al final puso vd una sin pies ni cabeza y sin gracia, es lo que tiene cuando se escribe forzado sobre un tema, intentando contentar las presiones de argunas. Segruo que maestro Pancho conoce otras historias de mujeres pero serian consideradas como degradantes, sexistas y todo lo que se quiera, pero bueno tocaba la historia de "cuota".
ResponderEliminarYo la verdad no la entiendo muy bien, pero claro esta traida para satisfacer a un sector cada vez mas majadero en sus imposiciones. Para cuando una historia de lupanares.
Desde luego "el vicio oculto" no tiene arreglo
ResponderEliminarPara el 15:18 y el 14:10 que no han entendido la historia:
ResponderEliminar(la verdad es que no hay ningun problema en entenderla)
"en épocas de crisis, no hay dinero ¿no?, y si no hay dinero, no hay queso ¿no?, pues....
la abuela de Pancho no iba a ser menos y puso ¡dos quesos! para que comieran los invitados, ¡dos! (que dirían los invitados: joder con Francisca!!a esta no le afecta la crisis!!), pero claro,a esta señora si que le afectaba la crisis y fué muy inteligente al no poner cuchillo porque..... si no hay cuchillo no se come queso, y así de esta manera podría devolverlos, quedar bien delante de sus invitados y no gastarse una perra. (capicci?)
(¡y lo de la cebolla!) ¡y que rica está la cebolla! es pa que los invitados presten atención a la cebolla y se olviden del queso!.
Espero haberles ayudado con este gran enigma.
P.D. Aún recuerdo como si fuera hoy que esta anecdota me pasó a mi en el Parral Grande hace ya más de 15 años.
Un abrazo (R.C.T.)