Este fin de semana me encontré con el amigo Fidel. Estaba sentado en la parada del Salcai en Rosiana (Santa Lucía), cerca de su domicilio. Su saludo fue este
- Oiga, amigo, el otro día paró un señor y me dijo: ¡A usted lo conozco!
- ¡Usted me dirá de qué, porque es la primera vez que yo a usted lo veo!
- ¡No, le conozco de Internet, allí fue donde ví una foto suya!
Siguió con su conversación, dando este salto:
-¡Buena foto me hizo usted, Pancho. Me la trajo mi hija y está muy bien. ¿Y como fue que no me dí cuenta cuando me la hizo?
Prosiguió:
-¡Como sé que le gustan los puntos cubanos, hoy le voy a decir uno que tiene que ver con esta conversación!
Y empezó a recitar, a veces cantando, el punto cubano que sigue
...o0o...
Ya casi no sé que hacer
para mejorar mi estado
pues siempre a mi me ha gustado
en algo nuevo emprender
Compré una cámara ayer
y me puse a retratar
ya hoy mandé a revelar
el rollo discretamente
a ver si encuentro cliente
y lo puedo acomodar
Retraté a un hombre sentado
y aquella fotografía
a nadie se parecía
y el hombre la vió y la vió
¿y quien era? preguntó
pues ni él se conocía
Más tarde retraté a un viejo
que llamaban don Tomás
y ese pobre no era más
que pelo, hueso y pellejo
por el retrato complejo
No le cobré ni un centavo
pero él me dijo muy bravo
¡Eso no es fotografía!
¡Esa es la radiografía
de una sombrilla sin cabo!
Un día se retrató conmigo
una buena vieja
que estaba gorda y pareja
y un gran berrinche me dió
resulta que se vistió
con bata de muselina
pero tan clara y tan fina
que con mi cámara mala
yo se la tiré en la sala
y salió hasta la cocina
Saludos, Fidel y ¡Hasta la próxima!
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Te agradezco la molestia. Pancho