Esta historia le ocurrió a un amigo, le llamaremos José Angel, cuando corría el año 1978 en Gran Canaria. Hombre amante de los pájaros, es una de esas personas que pasan su tiempo atendiendo y cuidando a los animalitos.
Ustedes los conocerán porque tienen lenguaje propio, no sé si dialecto y dicen cosas como: Que el pájaro está emplumado; que si la hembra tiene huevos; que si le doy huevo duro para que las plumas cojan color; que si limpio la jaula, que si la cubro por la noche. Que si préstame el pájaro pinto que tengo una hembra echada; que si voy a ir a buscar quemones; que si escasea el alpiste, etc..
Está conversando con otro aficionado a la canaricultura y le comenta su gran ilusión: tener un pájaro cardenal venezolano.
En esto pasa don Saúl -personaje pintoresco- que al oir la conversación dice:
-¡Yo tengo en mi casa un montón de cardenales de esos. Tráigame una jaula y le regalo uno!.
José Angel le repite una y otra vez que eso no puede ser que esos pájaros no se pueden sacar de Venezuela. Y don Saúl, erre que erre:
-¡No voy yo a saber lo que es un cardenal. Yo toda la vida me he dedicado a los pájaros!.
En menos de tres días, José Angel -que es un “manitas” - hizo una jaula con forma de iglesia, que digo jaula ,¡un jaulón! . Y es que a un pájaro “de marca” de esos, no lo iba a poner en una jaula cualquiera. Se pasó el fin de semana haciéndola y el lunes se la entregó al generoso don Saúl a primera hora. El martes, mi hombre estaba deseando que aclarara el día y que el desprendido don Saúl llegara con el pájaro de sus sueños. Le vió venir y no llevada nada en las manos.
-¿Qué pasó, don Saúl?.
-¡Perdona José, pero se me olvidó, estoy tan ocupado con los negocios, pero no te preocupes que mañana te lo traigo!.
Y así pasan los días, y yo desesperando y tu siempre diciendo, mañana, mañana, mañana. La historia de la jaula fue un golpe gracioso más que sumar a la historia de don Saúl.
Ayer, más de treinta años después, se me ocurrió preguntarle a José Angel por la jaula:
-¿Oye, ya te trajo el pájaro don Saúl?
A lo que me contestó:
-¡Mira, Pancho, la jaula ya me la devolvió el caballero!
-¿Y el pájaro?.
-¡Un día le dije: Mano, o me trae usted el pájaro en su jaula o la jaula sola!. Me dijo que ya no se dedicaba a los pájaros y que no sabía donde estaba la jaula pero me iba a traer una igual.
Otro par de meses esperando. Y yo todos los días le caía arriba. Yo creo que para evitar la paliza diaria, un día me vino con una jaula corriente. Y yo, cabreado, le dije:
-¡No hermano, usted me trae mi jaula o una mejor y además me la va a dar hoy!
Cuando salí del trabajo fui detrás de él hasta la casa y para abreviar el relato, le diré que me compró una jaula más grande de dos compartimentos.
Cuando me la entregó, me dijo estas palabras:
¡José, fuerte abusador eres!
Y yo me dije para mí, para mis adentros, como diría José María:
¡Fuerte cara, caballeros!
Recuerdo esos pájaros, mi abuelo tenia uno, pero creo que era Cardenal de aquí, pues los colores,si mal no recuerdo, eran gris y la cabeza roja.
ResponderEliminarFuerte "pajaro" caballero...
ResponderEliminarVeo que s erepite vd como las albondigas de carne lata, que si el pájaro de sus sueños parriba y pabajo, el reloj de sus sueños...veo que esta vd en una nube con tanto sueño, a ver si espabilamos coño
ResponderEliminarEl pájaro de Raul.
ResponderEliminarLas bolas de Villar.
El consejo de Ausejo
y de Troya la .............................................................................................................................................................................