Este “sucedido” ocurrió a mediados del siglo XX, en el pueblo de Ingenio, en Gran Canaria.
Vicente era un gitano secarrón de poblado bigote que se instaló en Ingenio con su familia huyendo del hambre. Mi hombre iba “escapando” malamente porque los vecinos no le daban pega (trabajo). Eso de ser gitano no fue nunca buena carta de presentación. La gente temía por atávicos prejuicios que, si le daban tarea aprovecharía el día para “otear” el entorno y luego volver por la noche para robar. Esta visión –una desgracia para el pueblo gitano- aún continúa vigente en nuestra sociedad, especialmente en lugares con poco desarrollo cultural y social.
Pues una vez hecha la presentación, vamos con la historia.
Un agricultor se presentó en el cuartel de la Guardia Civil para denunciar que le habían robado un “baifo” y ésta sin hacer muchas investigaciones le “echaron el muerto” a nuestro gitano. Después de un proceso (sumarísimo) de varias semanas, Vicente ingresó en la cárcel de Barranco Seco para un período de seis años y un día.
Recuerdo en este momento a F. M., experto penalista (quiero decir que no tiene idea, pero pontifica y sabe de todo) que un día en mi presencia dijo:
¡los años se saben cuánto duran, pero el díiia, el día se sabe cuando empieza, pero no se sabe nunca cuando acaba.. !
Sin ánimo de hacer ninguna enseñanza y exclusivamente para quienes no conozcan el tema, explico:
A cada delito le corresponde un tipo de pena según la gravedad del hecho. El día se utiliza para separar una pena de otra:
Hasta seis años= prisión menor;
de seis años y un día a doce años, prisión mayor
Cerramos el aspecto cultural, diciendo como el canario del campo: ¡Ñóoo, el Pancho parece un abogao!
Sigamos pues, con el relato
Cuando Vicente llevaba dos años y tres meses hospedado a la fuerza en el hotel, la Guardia Civil investigando sucesivos robos de cabras en la misma zona, cazó al autor de los mismos. Confesó –entre sus múltiples fechorías- que también había robado el baifo que se le imputó –emputó- a Vicente, el gitano.
Está de sobra decir que, de inmediato, lo soltaron y volvió a su domicilio de Ingenio. Pasado un tiempo, el alcalde del pueblo se encontró con Vicente. Después de un gran saludo, le dijo el alcalde:
-¡Hombre! ¡Yo no entiendo cómo tu siendo inocente, no mantuviste la verdad ante la Guardia Civil!
Esta fue la respuesta de nuestro gitano:
-Señor alcarde, a mi me cogieron y me llevaron al cuartel de la Guardia Civil, me sentaron en el sillón del sargento, que era el jefe, me amarraron y cuando estaba bien sujeto me dice el sargento: ¡Vicente, si dices la verdad no te va a pasar nada…! ¿Tu fuiste el robó el baifo a Bartolito? ¡Yo no fui! Cuando ya me había hecho tres veces la misma pregunta, el sargento –caliente- llamó a la mujer.. ¡Teresa, alcánzame las pinzas que tu usas para las cejas!. El sargento siguió insistiéndome y, cada vez que me preguntaba, me arrancaba media docena de pelos del bigote. Así que:
-¡Señor Alcarde, si no le digo que soy yo, me deja sin bigote!
Mi agradecimiento a hnavcar.
Decian por ahí, LEÑA AL MONO, HASTA QUE HABLE INGLES.
ResponderEliminarSi llega a tener barba, se tira los años, sentado en la silla.
Se decia "se lo llevaron pa barranco seco" (la carcel). O tambien "pal arbol bonito", el otro, el de cementerio lo quitaron, laurael de indias que aún esta "en la carretera del centro".
ResponderEliminarAntes por robar una gallina para comer o por coger un poco de leña para hacer la comida metían a un hombre en la cárcel. En los pueblos mandaba la guardia civil, el médico, el farmacéutico y los 4 ricos. Ni juicio ni nada. ¡Y nos seguimos quejando de todo!
ResponderEliminarYa verán como se meten con la memoria histórica
ResponderEliminarMiedo a la guardia civil solo ladrones, gitanos y gente de mal vivir, unas cuantas hostias mas se deberian repartir, y la juventud esta que va proa al marisco, andaria un poc mas encauzada, y tendría respeto por la autoridad
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