Hace muchos, muchos años cuando fallecía alguien en Mogán o en algún pago del mismo municipio había que llevarlo a enterrar a Tejeda. La historia de hoy relata un traslado desde Barranquillo Andrés hasta el pueblo del Bentaiga. Como siempre, unos irían delante con el cadáver para arreglar los papeles con el cura, la Guardia Civil y el juez de paz. Y, al día siguiente y de madrugada saldrían otros familiares, colindantes y gente de las cercanías para asistir al entierro. A la media tarde se arma la comitiva. Van sólo cuatro vecinos –los justos para el traslado- que llevan en parihuelas (1) el cadáver envuelto en una sábana. Cuando llegaran a Tejeda había que coger la “caja de los pobres”, colocar el cadáver en su interior y cuando fueran a enterrarlo, voltearían el cuerpo en la fosa, lo cubrirían con tierra, devolviendo la caja al juzgado. ¿O a la iglesia? . Ya no me acuerdo bien.
Sigamos con el traslado. Llegando a la presa de Las Niñas se hizo la noche. Buscando un lugar algo abrigado encontraron varias cuevas. En una de ellas, dejaron el difunto, escondiéndolo bien adentro y en alto para evitar animales.
En otra oquedad, al lado de la anterior se pusieron a dormir los “transportistas”. Aclarando el día se levantaron para proseguir con el traslado y acercándose a la boca de la gruta donde estaba el fallecido intentaron encender un fósforo para ver mejor en la oscuridad. Uno le decía al otro: ¡Entra tú!. A lo que contestaban los otros ¡Entra tú! Pues los cuatro eran necesarios para cargar y trasladar al muerto.¡Y el “jodido” fósforo sin encender!.
Se repite la misma historia: ¡Entra tú!. Y los otros contestando ¡Entra tú, hombre!.
De repente, se oyó una voz ronca y grave en el interior de la cueva:
¡O entran ustedes o salgo yo!
Desalados, los cuatro hombres salieron corriendo que las patas le legaban al c…. Ya cerca del pueblo de Tejeda, se pararon y decidieron que lo mejor era decírselo a la Guardia Civil y que fueran ellos a comprobar.
Los guardias no creyeron la resurrección, obligándoles a acompañarles a la presa. Era media mañana cuando llegó la pareja del tricornio a la guarida. Entraron con cierto recelo y ¿saben que encontraron?
El cadáver en su lugar y un poco más adentro un vecino dormido: Samuel, conocido como el güevero que, al parecer, cuando llegó de madrugada medio enchispado por el vino que tuvo que tomar para matar el frío, no se dió cuenta que tenía visita en el aposento. Acostumbrado a dormir en cualquier sitio dijo que cuando oyó, de madrugada, gente en la puerta de la gruta creyó que eran cazadores que estaban haciendo ruido para molestarlo y contestó con la voz ronca para que le dejaran dormir tranquilo.
El caso es que con estas o con otras, el cadáver llegó a Tejeda a sol puesto y el entierro solo se pudo hacer al día siguiente.
_________________________________________________________________________________________________
1.- parihuela
Cama portátil o camilla. También pl.: llevaron al accidentado en parihuelas hasta el pueblo.