Alberto tiene una empresa en la costa. Cansado de estar todo
el día pa´rriba y pa´bajo, decidió - de acuerdo con su mujer- alquilar un apartamento que, equipándolo con unos muebles de su casa, serviría como oficina y así parte de los días se quedarán a dormir
en la costa. Esta es la verdad.
Ahora paso a
contarles como tergiversaron la historia los alegantines del pueblo. ¡Saben que pueblo chico, infierno grande! La conversación se desarrolla mientras juegan
una partida a la zanga. Ahí va
Javier dijo:
-¿Sabes que la mujer de Alberto se ha deseparado y le puso ayer las cosas en la puerta de la calle? ¡Él se
las llevó en el Salcai de las cinco y media!.
Savarito- otro contertulio, cuyo nombre verdadero es Severo- aseveró:
-¡Me lo dijo el hombre al que le alquiló el apartamento. Le dije
que no le diera un piso alto porque un hombre amargado podría tirarse por el balcón!
¡Es que él la quería mucho!
El tercero dijo:-¡Yo también lo oí decir!
En esto que llega a la reunión el propio Alberto. Todos callan.
Javier empieza, remolón
-¡Coño, Alberto que callaíto lo tienes!¡No dices nada!
-¡Nada de qué!
-¡De tu deseparación!
-¿Y eso?
-¡Todo el pueblo lo sabe. A mí me dijeron que ella va mañana al juzgado a pedir el divorcio!
¡Ay, me cago en la madre que a usted lo parió! ¡Mire que usted es un enreador!
-¡Oiga, a mí me lo dijieron!
-¡Se lo dijeeeron! ¡Ahora comprendo porque dice todo el mundo que tu eres una putilla y que en lengua de Javier no te veas!
-¡Oiga, sin ofender!
-¡Lenguatrapo!
Silencio total. Y no se ha vuelto a hablar del asunto, salvo alguno que le ha dicho a Javier.
-¡Javieriiiito, dicen que Alberto te dio compooonte!
1 comentario:
Entre más pequeño es el pueblo, más grande es el infierno y los lenguas trapos están por todas las esquinas porque no hay nada que "jaser" que "aleguetiá".
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