Esta hoja no tiene más pretensiones que plasmar por escrito, para no olvidarme de aquellos momentos o situaciones que provocaron en mí una sonrisa, preferentemente historias relacionados con la socarronería del hombre o mujer del campo canario, o como decimos aquí, de los magos o maúros.

Los zapatos de Antonio

                                
Hoy nuestros  niños se alimentan con jamón  y yogures. Antes  la dieta constaba de leche y gofio. Hoy son altos y fuertes. Todos son deportistas. Todos, no, casi todos. De hecho la estatura media en el país ha crecido en un siglo en 12 centímetros, siendo la media de 1,76 mts. los hombres y 1,61 las mujeres. (1)
Según el INE, 176,6 para varones entre 15 y 24 años.
Pero, a lo que íbamos, antes calzábamos alpargatas, hoy nuestros jóvenes llevan zapatillas de deportes de marca. Y los padres de alguna manera contribuimos a ese error de preferir la moda a la comodidad. A que se destaquen por lo que llevan puesto y no por lo bien amueblada que tengan la cabeza.
Pero siempre, antes y ahora, ha habido grandullones. Chicos de  casi 2 metros y hasta más. Antes, cuando un niño tenía una talla de pie diferente, por no decir “más grande de la cuenta”, los padres –que tuvieran posibles- les mandaban a hacerle zapatos a la medida en Agaete, localidad del norte de la isla de Gran Canaria.
Para los que carecieran de recursos,  la solución estaba en el zapatero del barrio o pueblo que amañaba un zapato de hombre para adaptarlo -recortando o ampliando – y dejarlo lo más cómodo posible para el niño grande.
 Yo recuerdo de mi niñez a Carmelito, el zapatero, -también hacía jaulas- con sus cuchillas bien afiladas, adaptando un zapato  para un niño del que ahora acabo de recordar nombre y apodo: Antonito, el  ”huevo frito”, niño fino del pueblo, hijo de un preboste. Tenía sus zapatos de Agaete, de los caros caros, pero también otros de Mastro Carmelo.
Mi historia de hoy , la que siempre sigue a estos prolegómenos es la siguiente:
Antoñito, cansado de los zapatos de maestro Carmelo, decidió un día buscar la solución. Le pidió dinero a su madre y acompañado de su amigo Pancho - sí, ese Pancho, el mío - bajaron a Las Palmas, justamente a la calle de Triana, principal zona comercial de  la ciudad de entonces.  Fuimos mirando por fuera, los escaparates de todas las peleterías. 
Ustedes saben, y es necesario conocerlo para la buena comprensión de la historia, que en una peletería se venden zapatos, bolsos, maletas y  artículos de cuero, como cinturones, carteras, pulseras, etc…
Antonio vió unos zapatos que le gustaron,  entró,  se acercó al mostrador y esperó a que le atendiera un dependiente varón,  pues tenía vergüenza de consultar a una señorita. El diálogo lo transcribo literalmente
Señaló un zapato que había en el escaparate y dijo
-¡De ése en marrón, tráigame uno para probármelo!
-¿Que talla calza usted?
Antonio contraatacó nervioso
-¿Cuál es la talla más grande que tiene?
-¡De estos  vienen hasta la talla 44  o 45!
-¡Tráigame los del 45!
El empleado  trajo los zapatos. ¡Zapatos, cristiano, zapatones!.  Antoñito se descalzó y empezó a probárselos. Pero nada, aquello no le entraba ni la mitad. Se quedó dudando, poniéndose colorado y repreguntó
-¿  Y más grande que este no tiene,  aunque sea de otro modelo?
La respuesta del dependiente -poniendo el tono jodelón de Pepe Monagas- fue tremenda para el pobre Antonio…. y sorprendente para mí que -con total falta de empatía- se me escapó una  carcajada.
-¡ Más grande que esto, señor, lo que tenemos son…..  maletas!

La respuesta de Antoñito no se puede reproducir aquí, pero fue un insulto a mi madre en dos palabras. Pobrecita. Precisamente a ella que no tenía que ver en el asunto.

Saludos………………..


(1) La Asociación Española de Pediatría ha fijado la talla media de los hombres españoles en 1,76 metros, un centímetro más que la media europea, y la de las mujeres en 1,61 metros, tres centímetros menos que la media de sus vecinas de continente.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que me quiere usted decir con Antonio el "huevo frito"? no lo dirá usted con segundas? verdad? no lo creo de usted.... yo tambien acudí a Agaete a encargar unos papos", ya ve usted, todos caminamos en la senda.... hábleme clarito..'¡¡¡AMIGOOOO...'¡¡¡¡

Saludos del chavetúo

Anónimo dijo...

Ese hombre bailando agarrao tenía que hacer estragos.

Anónimo dijo...

Así es Panchito las madres siempre acabamos pagando las travesuras de nuestros hijos. Y mira que los criamos bien, sobre todo en la cuestión de la comida, esa escudilla con gofito del molino de perejil calentito. Y la leche con espumita……… que cosa más sana cristiano, y esa lechita de burra que es muy buena pa la tosferina.
Pero yo pensando en su amigo “Antoñito, el”huevo frito”, ¡¡ ¡le diría que con semejante chancleta no hace falta patera pa cruzar el charco!!!
Saludos de Lucerita

Anónimo dijo...

Se ha habilitado la moderación de comentarios. El autor del blog debe aprobar todos los comentarios. Pero sigue HO CHI MIN al frente de esto es increible, ni la ley SINDE

pancho dijo...

Por fin emergió mi terrorista de blogs, el que propugna dejar abierta y sin moderación de comentarios la página. Cuando no lo tenía, casi me deja sin clientes. Saludos sanmaranon y feliz paga de navidad