Esta hoja no tiene más pretensiones que plasmar por escrito, para no olvidarme de aquellos momentos o situaciones que provocaron en mí una sonrisa, preferentemente historias relacionados con la socarronería del hombre o mujer del campo canario, o como decimos aquí, de los magos o maúros.

La jaula de don Saúl


Esta historia le ocurrió a un amigo, le llamaremos José Angel, cuando corría el año 1978 en Gran Canaria. Hombre amante de los pájaros, es una de esas personas que pasan su tiempo atendiendo y cuidando a los animalitos.
Ustedes los conocerán porque tienen lenguaje propio, no sé si dialecto y dicen cosas como: Que el pájaro está emplumado; que si la hembra tiene huevos; que si le doy huevo duro para que las plumas cojan color; que si limpio la jaula, que si la cubro por la noche. Que si préstame el pájaro pinto que tengo una hembra echada; que si voy a ir a buscar quemones; que si escasea el alpiste, etc..



























1 comentario:

Anónimo dijo...

Saúl o Raúl....