Esta hoja no tiene más pretensiones que plasmar por escrito, para no olvidarme de aquellos momentos o situaciones que provocaron en mí una sonrisa, preferentemente historias relacionados con la socarronería del hombre o mujer del campo canario, o como decimos aquí, de los magos o maúros.

El letrero de Lajares y Los Ratones.


EL LETRERO DE LAJARES
Entré en un establecimiento de Lajares (Fuerteventura) en busca de una lata de pintura, para usar en un mirafondos que estoy arreglando.
Me están atendiendo en el mostrador, cuando un señor toca mi espalda y dice:

-¡Caballero! ¿Y dónde está el mostrador!
Me dí cuenta que estaba un  poco bebido – beodo, para los finos- y le contesté

-¡Este es el mostrador, señor!

-¡El mostrador del bar, digo yo!

-¡Es que esto no es un bar! Es una ferretería.

-¿Usted me va a tomar el pelo o qué? Venga conmigo pá aquí fuera. ¡Mire lo que dice el letrero!

El hombre me señaló el anuncio sobre la puerta que dice claramente: Bazar Ferretería Lajares (ver foto recortada).
   

 Y al verlo, lo deletreó varias veces exclamando

-¡Ñoós, fuerte chispa, cristiano! Usted perdone, mi hermano. Y yo que leí: ¡Bar Cafetería!

Me dió un fuerte abrazo de complicidad, en el que contribuyó con su correspondiente olor a alcohol. 

Y, poniendo  cara de: ¡Que esto no se sepa!,  se metió en la tienda de al lado que, efectivamente, era una cafetería de nombre: Cafetería Canela.

Hasta luego, amigo. ¡Hay días en que los árboles impiden ver bien el bosque!
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Para completar esta entrega que ha resultado hasta ahora algo breve, añadamos otra de ambiente rural.

LOS RATONES
Gonzalo es un hombre listo y sencillo, eso sí con un toque socarrón que le hace simpático y agradable. 
No se calla ante nadie  y, si está en posesión de la verdad, para que tercie(1) habrá que matarlo.

Falta describir el antagonista: Don Néstor, hombre adinerado al que “no hay quien le tosa”(2).

Cuando él habla, se cierra el diálogo: ¡Si lo dice don Néstor, cualquiera le planta cara! O sea, como si dijera: Amén o suculúm.

Y comienza la historia:
A Gonzalo le han roído los ratones un quesito duro de Pajonales. El hombre cogió un cuchillo, lo limpió, raspándolo un poco, dejándolo perfecto para el consumo.

Para que se oriara(3), lo puso sobre un paño, en alto y a la vista.

Del asunto de los ratones y de lo que pasa en el pueblo, está hablando con otros vecinos sentados, sobre el banco de piedra que está a la puerta de la casa. 

En esto que pasó don Néstor  por la calle, se detuvo  y como burlándose, dijo:

-¿Este es el queso que te comieron los ratones, Gonzalo?

-¡No, don Néstor, este no fue! ¡Este es el que dejaron!

Con la respuesta y la risita sorda de los vecinos, el cabreo de don Néstor fue de época. Sin decir palabra, se perdió de vista.


Saludos.

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Vocabulario

(1)    Tercie.- En este caso: Cambiar de opinión.
(2)    No hay quien le tosa.- En este caso: No hay quien le lleve la contraria.
(3)    Oriara.- Oreara, de orear:
1.- Airear una cosa para refrescarla, secarla, desenmohecerla o quitarle el olor.
2.- Ventilar o airear un lugar.

2 comentarios:

Caquillo dijo...

Zas!! En toda la boca!!
Feliz año nuevo tío Pancho!

pancho dijo...

Ese es mi sobrino. De los más cariñosos. Feliz Año Nuevo, Rayco, igualmente para Judith y los dos muchachitos. Abrazo fuerte.