Esta hoja no tiene más pretensiones que plasmar por escrito, para no olvidarme de aquellos momentos o situaciones que provocaron en mí una sonrisa, preferentemente historias relacionados con la socarronería del hombre o mujer del campo canario, o como decimos aquí, de los magos o maúros.

Mi abuelo

 
Hoy toca hablar de mi abuelo. Se llamaba Antoñito Francisco. Era agricultor platanero y tenía también vacas que le proporcionaban leche y estiércol. Me parece verlo picándoles la comida (los “rolos” y las piñas de plataneras) a las vacas.
Era socarrón, bromista y muy amante de los niños. Parece que le estoy viendo. Muy alto, moreno, calvo, siempre tocado con su cachorro gris.
Había estado en Cuba y me contaba historias muy bonitas de Cubita la bella, como él la llamaba.
Tendría seis o siete años, cuando iba por la mañana con mi lecherita - y aparte una escudilla pequeña, un poco de gofio envuelto en un papel y la cuchara - a casa de mis abuelos para traer la leche para mi casa y beber mi tacita de gofio y leche con la espuma caliente.
Mi abuelo cogía el banquillo, se sentaba junto al ubre de la vaca y me decía: “ven aquí, para que la ordeñes tú”. Quería que me acercara para cuando me tuviera a tiro, “chingarme” la cara con la leche y reirse del pobre chiquillo. Siempre me cogía y luego decía: “ya coño, ya te manchaste otra vez la cara de leche. Tienes que estar atento porque la vaca se vira”.
Otra cosa que recuerdo con cariño es esta. En la finca había una mina de agua. Para llegar a la boca de la cueva había que pasar por un tablón de madera sin ninguna medida de protección que pasaba sobre el agua del estanque. Era muy peligroso, máxime cuando en esa época yo tendría alrededor de 10 años. La cueva es muy profunda. No exagero si digo que tenía una profundidad de entre cincuenta y setenta metros. Por su suelo discurría un hilito de agua que al salir se precipitaba al estanque. Mi abuelo me llevó de mano un día para enseñármela. En su mano un candil para darnos luz. Después de llegar al sitio donde nacía el agua, mi abuelo me dijo: “Puedes ir a donde quieras en la finca o al barranco; a todos sitios menos a la mina porque te puedes caer al estanque y ahogarte”.
Ya sabemos como son los niños, el único lugar que me interesaba desde ese momento era ir a la mina. Cuando me metía dentro, mi abuelo se acercaba por la entrada y me llamaba. Yo me quedaba en silencio creyendo que tenía que estar oyendo los enormes latidos de mi corazón. Según se marchaba salía corriendo por el otro lado y llegaba antes que él a la casa. Al verme tan asfixiado me decía: ¿De donde vienes? ¿Sabes que me tenías preocupado y fui por si acaso a ver si estabas en la mina y te había pasado algo?
Su cara decía de verdad lo que estaba pensando. Que sabía claramente que venía de la cueva.
También estuve delante el día que dejó el tabaco. Entró tosiendo a la casa y mi abuela le dijo que dejara el tabaco que se iba a enfermar. Él, en un gesto de ira que nunca más le ví, tiró la cachimba por la ventana a las plataneras. Fui a buscarla para cogerla para mí y nunca la encontré. Solo puedo decir que él no fumó nunca más.
También recuerdo, cuando hablamos que el hombre iba a ir a la luna. Se reía y decía que como va a ser eso, tú no hagas caso de la televisión, que es un engañabobos. Murió el 19 de Julio, al día siguiente (20/07/1969) el hombre llegó a la Luna, o al menos, eso dijo la televisión.
Recuerdos, abuelo.
Nota: La imagen obtenida del Archivo de Fotografía Histórica de FEDAC -Cabildo de Gran Canaria- a quien muestro mi agradecimiento, no es en realidad de mi abuelo, pero su sola observación me inspira ternura.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que yo decía, después de la abuela Frasquita, el abuelo Antoñito. ¡Cuanto se parece a mi niñez!
Uno de Telde........

Anónimo dijo...

Una sugerencia, Pancho.Yo terminaría así:
Al día siguiente el hombre llegó a la luna, o al menos, eso dijo la televisión.
Aportación de aav

Anónimo dijo...

No permito que se ponga en duda, la llegada de los americanos a la luna. Una filosofa residente en el centro de aquesta insula indicó una vez con palabras textuales:

"El cancer.. el cancer ese del diablo lo trajeron los americanos de cuando fueron pa la luna", y no permito que a esta señora se la tome por mentirosa.

Aunque mi hito favorito en la carrera espacial fue cuando los rusos deslizaron la perra alrededor de la tierra.

Al bloguero anónimo número uno, le señalo que si pretende mantenerse en el oscuro anonimato para realizar esos comentarios tan procaces, no de detalles de su residencia, ya que puede ser identificado, es mas ya todos sabemos quien es.

Por ciero y al grano ya, que me disperso creo que maestro Pancho con esta historia nos esta trasladando el mito de la caverna de Platón que es una explicación alegórica de la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. Así Platón explica su teoría de la existencia de dos mundos: el mundo sensible (conocido a través de los sentidos) y el mundo de las ideas (solo alcanzable mediante la razón).

Platón describió en su mito de la caverna una gruta cavernosa, en la cual permanecen desde el nacimiento unos hombres hechos prisioneros por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas, de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna y no pueden escapar. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de lejanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al mundo, a la naturaleza. Por el pasillo del muro circulan hombres cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.

En este mito, el ser humano se identifica como los prisioneros. Las sombras de los hombres y de las cosas que se proyectan, son las apariencias, es decir, lo que captamos a través de los sentidos y pensamos que es real (mundo sensible). Las cosas naturales, el mundo que está fuera de la caverna y que los prisioneros no ven, son el mundo de las ideas, en el cual, la máxima idea, la idea de Bien, es el sol. Uno de los prisioneros logra liberarse de sus ataduras y consigue salir de la caverna conociendo así el mundo real. Es este prisionero ya liberado el que deberá guiar a los demás hacia el mundo real, es el símbolo del filósofo.

La situación en la que se encuentran los prisioneros de la caverna representa el estado en el que permanecen los seres humanos ajenos al conocimiento; únicamente aquellos capaces de superar el dolor que supondría liberarse de las cadenas y volver a mover sus entumecidos músculos, podrán contemplar el mundo de las ideas con sus infrautilizados ojos.

Este tipo de alegoría, en la que pone de manifiesto cómo los humanos podemos engañarnos a nosotros mismos o forzados por poderes fácticos, es repetida durante la historia por muchos filósofos u otros autores, como Calderón de la Barca con La vida es sueño. Ejemplos más modernos pueden ser el libro Un mundo feliz (Huxley, 1932) o la película Matrix (especialmente la primera).


Puede alguien aportar su opinión sobre si vivimos encadenados en una cueva ? Haciendo alegoría al mito de Platón ! Gracias !. Les planteo un debate moral de altura de la misma forma que lo ha intentado maestro Pancho, introduciendo la variante del tablon de madera y vds no lo han captado. (Seguro que algunos (los más embrutecidos) estarian meditando porque maestro Antoñito Francisco no le aflojo un cogotazo al Panchito del diablo).

Otro día disertare sobre el sentido oculto del lanzamiento de la cachimba.

Anónimo dijo...

Y encima amenaza con seguir con la cachimba. Vos no sós platón, sino "plastón". ¿No te chincha el intelectual de los cohones?

Bencomo dijo...

¡Hombre, un blog canario!. Seguimos rastreando.

Anónimo dijo...

El anónimo de derriba, que intenta degradar al que escribe llamandolo "intelectual de los cohones", es un claro ejemplo, del hombre encadenado de espaldas a la luz, que siempre ha estado en la caverna y que la luz del sol le provoca dolor en los ojos....

Desde aqui le sugiero que se recoja en su ignorancia y reflexione. No es bueno estar orgulloso de la propia "falta de ignorancia".

pancho dijo...

Señores, tengamos la fiesta en paz

Anónimo dijo...

Veo q se pone a la Maestra Fela, de las montañas, a la altura de Platon.
El tipo ese , que es un artista en copiar y pegar , nos la quiere pegar con sus disertaciones platonionas. A otro perro con ese hueso.
Y yo de abuelos solo se un chiste.
" Dice que estaba Heidi haciéndole una mamada al abuelito, y en esto que se da cuenta de que sube Clara con su silla de ruedas por la ladera hacia la choza inmunda del puto abuelo( militante de AC/INC desde sus inicios). En esto Heidi dice, ¡abuelito cuidado que sube Clara!, a lo que el viejo contesta, ¡tu sigue que ya saldrá mas espesa!"

Anónimo dijo...

Maestra fela, de donde viene fela, de feluca o de lo que lo que s ehace referencia en su escrito anterior.

pancho dijo...

Señores, retiren lo de Heidi. Esto no puede seguir así.
el personal confunde livertá, con livertinae (de la primera: Rosa rosa rosam Rosae rosae rosa Rosae rosae rosas Rosarum rosis rosis).
Esto se está desmadrando, especialmente el militar de la Casa del Rey)

Anónimo dijo...

Siguiendo con lo comentado en otras ocasiones, seguro que a su abuelo no lo intentó dinamizar, ningún grupusculo terrorista subvencionado de Desarrollo Comunitario municipal para darle valor como persona mayor, porque los hubiera corrido a macanazos, y si tiro la cachimba fue porque el quiso, no porque lo acosaron una manada de meapilas con su legislación "para protegerlo" de si mismo, en aquella época los dirigentes del PSOE fumaban y llevaban chaquetas de pana, y algunos iban hasta "descamisaos", y los de los partidos prehispanicos esos que se mencionan antes ni le cuento.

Por cierto en aquella época se rumoreaba que por el barranco de la Gallina, unos americanos estaban haciendo cosas raras con una camara y un fonil gigante.

Anónimo dijo...

D. Miguel desde TELDE, digo

NO ME CHINGUES LQA BORREGA, QUE SE ME MOJA EL TABACO. Saludos y visca el Barca.

Anónimo dijo...

Menos mal que no era su abuelo, porque muy alto no era......