Esta hoja no tiene más pretensiones que plasmar por escrito, para no olvidarme de aquellos momentos o situaciones que provocaron en mí una sonrisa, preferentemente historias relacionados con la socarronería del hombre o mujer del campo canario, o como decimos aquí, de los magos o maúros.

Fefita, la de Tenteniguada



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Esta historia me la contó un amigo de Tenteniguada, cuya gracia es Juan Peñate.
Estaban dos mujeres alegando a la puerta de la casa sobre lo bien que vivían los hombres. Que si todo el día fuera de la casa, en los bares, de risas y fiestas. Mientras ellas, que si los niños, la comida, lavar la ropa, los “alimales”, en fin todo el día ocupadas.
Vamos en este momento a ponerles nombre: La joven, Manuela y la señora mayor, digamos setenta y ocho años, que es un número bonito, se llamaba Fefita. ¡Casi nadie Fefita! En eso pasa por delante el "coñón" de Paquito Suárez que al oírlas dice:
- ¡Las mujeres siempre se están quejando!. ¿Ustedes saben lo que sufre un hombre al cabo del día, pá(ra) poder traer el pan de los niños, carajo?.
La respuesta que sigue ahora de Fefita, la tendrán que traducir y entender ustedes. Porque Pancho no va a aclarar nada. Como me lo contaron lo cuento. Y espero me disculpen y no me tomen en cuenta si no les gustara porque se hace con el debido respeto, para nada quiero cambiar la línea tierna, amable y respetuosa que nos distingue. Ahí va lo que dijo Fefita:
-¡Hágame usted el favor, Paquito Suárez!. Mire: ¡Los hombres llegan a la casa, “jartos de callejá” como perros, “pata por cimba y pollarento”!
Era muy inocente cuando me lo contaron. No comprendía lo que significaba pero me extrañaban las risas de todos, especialmente de los hombres, al oir la historia. Hoy día, galletón como soy, tampoco la logro entender. ¿Y ustedes?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

no te apures mi niño, vete al muellegrande y te lo explican

pancho dijo...

Malcriado. Mire que jocico pá un consejo.

Anónimo dijo...

Mucha mala lengua es lo que hay en esta macaronesia.

Anónimo dijo...

Mire quien me vino a deci malcriao, apañao esta el palo pa la cuchara.

Anónimo dijo...

¿Porqué tengo que preguntar en el muellegrande? Todo el mundo manda a preguntar allí.
¿Será lo de las mujeres que fuman y tratan a los hombres de tu?

Anónimo dijo...

Ramírez, Ramírez! Que te estoy acechando. Sí, Ramírez el del almendrero. ¿A como le costaron los mangueros, mi hermano?

Anónimo dijo...

Qué Ramírez?. El del Sáhara?

Anónimo dijo...

seguro que los mangueros le costaron menos que una maceta de barro, ¡¡PRIMO!!.