Un día le apeteció a Nino darse una vuelta por Las Palmas. A primera hora de la mañana se subió en el coche de hora y a eso de las doce del día ya estaba mi hombre cansado de caminar. Sentado en un banco de la calle de Triana, levantó la cabeza y vió a un taxi. Corrió, le hizo señas, paró, se subió en la parte de atrás y le dijo al taxista:
-¡A Moya!.
Me parece ver al taxista mirando por el espejo retrovisor con el rabillo del ojo pensando:
- ¡A este le cobro yo cuatro mil pesetas por el viaje!.
* Para los que siempre están diciendo que la peseta no existe, les digo: ¡ Buéeno, vale, hoy serían 24 euros!. Pero tengan en cuenta que el euro se puso en circulación en Junio de2002, mucho después de la fecha del relato.
Sigamos con la historia. Un poco después, otra mirada por el espejo escudriñando la categoría del pasajero y pensó:
-¡Yo creo que con 3000 pesetas está bien. No se puede abusar!
Ya subiendo el Pagador, vuelve a pensar para sí, - para sus adentros- que diría Pepe María:
- ¡Hombre, yo creo que con 2500 está bien. Además parece un trabajador. Nada. Le pido 2500!.
Entrando al pueblo de Moya, Nino le dice al taxista:
-Pare por áhi. (Dijo por ái, no por ahí)
El taxista para junto a un callejón estrecho y en bajada. Nino se apea del coche, se acerca a la ventana derecha del taxista y le dice con gesto ambiguo y solemnemente:
- Los bobos no pagan.
Y acto seguido sale disparado como una bala trasponiendo por el callejón.
Se pueden imaginar la cara del taxista, viendo las risas de los vecinos que estaban mirando. Pensaría:
-¡Si me bajo igual me roban el coche. Y si corro igual no lo alcanzo. Siempre he oído decir que todos los días sale un bobo a la calle y hoy me tocó a mí.
Esto fue todo lo que acertó a decir:
¡Me cago en la madre que te parió, cabrón!.
Y con las orejas caídas, arrancó pá Las Palmas.
¡Ya hoy te hiciste el día, Manué. Fuerte meleguino estás hecho. Y tu que le ibas a cobrar 4000 pesetas!