Esta hoja no tiene más pretensiones que plasmar por escrito, para no olvidarme de aquellos momentos o situaciones que provocaron en mí una sonrisa, preferentemente historias relacionados con la socarronería del hombre o mujer del campo canario, o como decimos aquí, de los magos o maúros.

El serón del millo




Serón remendado
 La última entrada, denominada Mi serón, impulsó a Pancho a conocer -hurgando en la memoria de nuestros mayores-   la cultura del millo (maíz),  cereal del que se obtiene el gofio, elemento integerante de la dieta del canario y en otros tiempos indispensable para el alimento de la población isleña.
La búsqueda se centró en el uso, recipientes para su conservación y transporte, fiestas, palabras, cultivo, etc., etc.,. Temporalmente,  que se relacionara   con los tiempos de escasez -tal vez  hambruna-,  sufridos  por nuestra gente en el segundo tercio del siglo pasado.
Hoy quedan pocos lugares en las Islas donde aún se cultive millo  -cereal introducido en Canarias a partir de la conquista de América- para la obtención del gofio del país.
Su cultivo y la recogida de las piñas se ha ido reduciendo con el paso de los años y hoy pocas  personas  pueden comer gofio de millo del país cultivado, desgranado y tostado en su propio entorno. La mayor parte del gofio de millo se hace con grano peninsular o extranjero.
Para cultivarlo, hay que hacer estas tareas:
Arar,  surcar,  plantar (1), replantar, desyerbar (2), desflorar o cortar la espiga y  coger las piñas(3).
piñas
A partir de ese momento,  hay que descamisar, secar, elegir semilla (4), desgranar,  aventar, guardar,  tostar, llevar al molino y obtener el gofio tras pagar la correspondiente maquila (5).
Una estampa de la parte final del proceso puede ser esta:
 Es la tarde de un día de principios de verano, las piñas están bien amarillas -momento óptimo para la recolección- y estamos recogiéndolas en el cercado. Les vamos partiendo el tronco para soltarlas  de la planta y las tiramos sobre unas mantas extendidas en el suelo. Desde allí otras personas las van cargando a lomos de un burro. Cuando los dos serones están casi hasta arriba,  les añaden unos pírganos para que cojan más altura y  ya repletos marchan para el patio de la casa. Detrás de cada animal va un niño o niña recogiendo las piñas que se caen.
Llegados al amplio patio de la casa se descargan haciendo montón en una esquina.
La siguiente tarea es el descamisado.  No creo que se pueda escribir mejor que lo hizo D. Eduardo Benítez Inglott en unas notas a “Recuerdos de un noventón” de Domingo J. Navarro donde viene a decir que “la descamisada es la operación de despojar a la mazorca del país (llamada en nuestras Islas “piña”) de las envolturas  que, a modo de membrana, la recubren y protegen. Una descamisada es un festejo muy típico que consiste en reunir gentes jóvenes de ambos sexos en una era o en un gran patio, donde están dispuestas las piñas de la cosecha, ya secas, para quitarles la camisa, que así se denomina en el campo la envoltura membranosa de aquéllas. Hay música de guitarras y timples, con isas, malagueñas y folías a todo pasto”. Los dueños del millo, no pagaban jornales, sino que en dichas juntas se invitaba a ron o anís según el sexo. La descamisada era motivo de fiesta y amoríos y casi siempre de las juntas salían algunos noviazgos.  
Ahí va una letra de isa por si les gusta y la usan
No digas peninsular,
Que a ti no te gusta el gofio,
que si llegas a una piña,
te comes hasta el carozo(6).
desgranando
Una vez que la piña era descamisada, se dejaba secar al sol amarrando las hojas (camisas) a los pies derechos de los corredores o a las vigas de los graneros.
Con la desgranada tenemos el millo suelto, solo le queda aventarlo para quitarle el tamo(7)


serón sobre burro
Y con el millo limpio de polvo y paja,  aparece el tiempo de guardarlo en los serones(8) que  se encuentran sobre una empalizada(9) en una esquina del cuarto más fresco y oscuro de la casa. Estos serones son diferentes a los que se usan para las caballerías. Son contenedores específicos para guardar granos. Los dos más grandes, de la misma medida, contienen trigo y millo. A su lado hay  otros más pequeños con lentejas,  chícharos,  chícharos moros, garbanzos, judías y  el que guarda la semilla de millo. 
Nos detenemos solamente en el del millo. En la última entrada aparece la foto de un serón, regalo de Pepe Castro (+) y expliqué  el estado en que llegó a mis manos y mi promesa de remendarlo.


diferencias
Pues  ¡ya está hecho! Una semana de tarea y aquí tienen el resultado (foto inicial). Les hago una composición del antes y después para que comprueben el trabajo
Curiosidades:
En los serones llenos de millo, se guardaba el queso
-¡Ay, me acuerdo cuando mi madre metía la mano en el serón y sacaba aquel queso curado. Con su manita, le limpiaba el tamo que se quedaba pegado en la cáscara! ¡Todavía me llega el olor! Salvador Almeida, de La Sorrueda
O también  la lata o el pomo de cristal de los dineros.
-¡ La lata tenía dentro: duros, reales, perras negras grandes y chicas!  María Vega Quintana (1926)
Para comprobar si hace los 500 kilos de millo, medimos su diámetro= 86/90 centímetros y su altura: 100 a 130; media 110 centímetros. Aplicando la fórmula 
π r2           3,14 x (43 x 43) x 110 = 638,644 = caben 638 kilos


Ya está bien de serones y millo. Vamos a descansar de estos temas y a buscar otro motivo.
Saludos y mi agradecimiento a doña María Vega, Salvador Almeida y Juanito Gutiérrez por su paciencia.
                                                          ... oO0Oo...
1- Plantar. La siembra normalmente la hacían las mujeres, haciendo en los lados del surco un pequeño agujero con el palillo, depositando uno o dos granos de millo. La distancia suele ser de una cuarta entre cada hoyo. En los terrenos de regadío se podían obtener dos cosechas de millo, sembrando en marzo y en junio.
2.- desyerbar.(De des- y yerba). tr. desherbar. Quitar o arrancar las hierbas perjudiciales
3.- Piña de millo. Mazorca de maíz que todavía está en la planta que la produjo (tanto maduras como inmaduras), o bien a la que fue recientemente cosechada y en la cual los granos todavía guardan la humedad natural.Partes de una piña : Tronco, Camisa -también conocido por camisota- , grano, pelo y caroso
4.- Las mejores piñas, de grano sano, grande  y de color rojo/ morado eran las elegidas para ser la semilla de la nueva plantación, se apartaban y una vez secas y desgranadas  guardadas  en su lugar. Este era el auténtico millo del país.
5.-maquila  f. Porción de grano, harina o aceite que corresponde al molinero por la molienda.
6.- En Canarias, al corazón de la piña le llamamos caroso, palabra que no está registrada en el Diccionario.  Si lo está carozo.(Del lat. vulg. carudĭum, der. del gr. καρδιον, avellana). m. Corazón de la mazorca.
Lógico, debido al esfuerzo de pronunciación que para un canario representa  la letra zeta y  no están los tiempos para esfuerzos baldíos.
7.-tamo m.Polvo o paja menuda de semillas trilladas
Palabra bíblica: EL HOMBRE SIN DIOS (Salmo 1:4-6)  El hombre sin Dios, lejos de ser árbol, es como un tamo que arrebata el viento. El tamo no tiene ningún valor. El tamo permanece mientras está cerca del trigo, pero al separarlo es llevado por el viento.  Sinónimos para tamo: pelusa, vello, lanilla, polvillo
8.- serón. m. Sera más larga que ancha, que sirve regularmente para carga de una caballería.
sera.  f. Espuerta grande, regularmente sin asas.
espuerta. f. Especie de cesta de esparto, palma u otra materia, con dos asas, que sirve para llevar de una parte a otra escombros, tierra u otras cosas semejantes.
 (9).-  Debajo  del serón se hacía una empalizada para separarlo del suelo, evitando las humedades y los ratones.  Salvador Almeida, de La Sorrueda.

Mi serón

1.- Serón antiguo hecho por Felicianita Cruz

Hace más de veinte años, mi buen amigo Pepe Castro, tristemente fallecido hace pocos meses, me regaló un serón para grano (figura 1). Lo había hecho su madre Felicianita Cruz. Ya no lo usaba pues tenía dos rotos en la parte del fondo. Aparte de tenerlo siempre guardado  y enseñarlo de  vez en cuando a los amantes de la artesanía, Pancho siempre pensó en repararlo  para lucirlo  en la pared de su taller.
Hace pocos días subió  Trueque en Ariñez,  donde se dice que sobre la burrita se pusieron la albarda y dos serones.  Esto le despertó las ganas de hacer un serón y manos a la obra, esta semana se ha puesto – yo, Pancho- a la tarea, dado que tenía en la casa palma verde.  Así aprendería lo suficiente para remendarlo. El que vamos a hacer no es para ponerlo en las bestias, es para guardar grano.
2.- Doña María Vega Quintana

La persona que le enseñó doña María Vega Quintana (1926) más conocida como Mariquita Vega, la de la plaza. En su propia casa montamos el taller de palma y les digo que es placer y espectáculo verla hacer la empleita (figura 2). A una velocidad increíble, mientras Pancho hizo medio metro, ella confeccionó más de seis. Así que optó por dejarlo y ayudarle de vez en cuando. Una vez hechos muchos metros más, empezamos a hacer el fondo, fijándonos en el serón, regalo de Pepe Castro. Pero, misión imposible, costaba mucho y se iba cerrando de forma no conveniente.


3.- En Casas Blancas con doña Cristobalina Ramos
Preparamos una excursión para ir a aprender a Casas Blancas, en el término de San Bartolomé. Fuimos tres personas: Mariquita Vega, Daniel, un joven del pueblo y Pancho. Allí encontramos a una artesana auténtica, doña Cristobalina (foto 3) que muy solícita y sentada en la propia  plaza del lugar nos lo empezó y así aprendimos a hacer el fondo. Lamentablemente se pinchó un dedo con la aguja, cosa que creo me dolió más a mí que a ella, pues ocurrió por ayudarme. Le debemos una visita para aprender a hacer un bastón de escobón. Terminamos el día, merendando unos churros que le gustaron mucho a Mariquita.
4.- A medio
5.- Acabando y cerrando
Al día siguiente con el trabajo empezado, teníamos que acabarlo. Pero ahí surgió una diferencia de criterio entre la maestra y Pancho. Ella decía que era de una forma y él no estaba de acuerdo, pues lo quería como el de Pepe Castro.  
6.-Paola
Se acabó la tarde y al día siguiente, después de estar toda la noche pensando en la forma de hacerlo, Pancho llegó y empezó a desbaratar todo lo hecho excepto el fondo, contra el parecer de la artesana. Empezaron de nuevo, Mariquita terció y ya puestos de acuerdo avanzaron hasta casi la mitad.  Después Pancho se lo llevó para la casa, donde el domingo por la mañana lo remató a su gusto. Aquí tienen el resultado (figuras 4, y 5)  en el que cabe Paola, la nieta de Pancho.(foto 6) 

Este es el resultado final.
Ahora queda reparar el serón grande. ¡Ya tenemos experiencia!
Dedicado a los amantes de la artesanía y a los jóvenes en general. Vean que con unas hojas de palma seca, se puede hacer un recipiente útil y bonito.

Saludos.


Trueque en Ariñez


-Jacinto, acuéstate ahora que mañana vamos a ir a la cumbre para que aprendas a buscar comida y donde se consiguen las papas. Hay que salir de madrugada.
Son las siete de la tarde de un día del mes de noviembre de 1947.
Todavía es de día y mañana no hay escuela. Quiero decir que no hay clase, pues mi abuelo dice que la escuela siempre está allí, en su sitio.

Son las tres y media de la madrugada cuando mi padre me llama para  que me levante. Me asomo por la ventana y es noche oscura.
-¡Padre!  ¿no es muy temprano?
-¡Ahora mismito  sale la luna! ¡Échate la leche que voy a preparar la burra!

Mi padre tiene una burrita pequeña, de la tierra, bien enseñada. Da gusto verla andando sola. Cuando se aleja mucho, para y rebuzna llamando.
Mi madre me pone ropa de abrigo, forrándome las manos y las rodillas con trapitos, mientras recrimina a mi padre

-¡Yo no sé qué necesidad tienes de llevar al niño contigo! ¡Cuando sea más grandito lo llevas, hombre!
-¡Ya es un hombrito, es el más viejo de los hermanos y tiene que aprender por si un día hace falta!

Mi padre preparó la burra. Le puso la albarda  y  en los serones : nueve kilos de aceitunas, dos docenas de escobas, unas esterillas, doce sombreros de palma –para mujeres- y una cestita con comida.

Cuatro y media de la mañana. Salió la luna por la Cruz del Siglo, señal de salida de los viajeros. Mi padre, la burra y yo. Dirección a San Bartolomé, pues subiríamos a la cumbre por el camino de La Plata.  Al pasar por el cementerio de Tunte el viento hizo sonar la trompeta del ángel que adorna la fachada del camposanto y el terror se apoderó de Jacinto. La piel se le puso de gallina y se agarró a la mano de su padre, buscando  protección y cobijo.

A las seis y media llegamos a la Cruz Grande y empezamos a subir a la cumbre por el camino de La Plata.  Cuando llegamos al Llano de La Pez, ¡nueve de la mañana! mi padre dándose cuenta que estaba cansado me levantó en brazos sentándome  sobre la burrita. ¡Que descanso! Todavía estaba cogiéndole el gusto ¡y otra vez al suelo!  
Empezaba una cuesta y a Chana - no les había dicho que ese era el nombre de mi burrita-  no se le podía agotar pues tendría que volver cargada.

Llegando al cruce de Cueva Grande paramos a comer un poco. Pusimos un mantelito sobre una piedra y mi padre bajó la cesta que contenía: la lata del suero,  la taleguita del gofio  y unos higos pasados. También comimos dos manzanas que habíamos cogido en el camino.

Para abreviar la historia, son las 11 y media o doce de la mañana y estamos llegando a Ariñez, pago cumbrero perteneciente al municipio de la Vega de San Mateo.  Mi padre trató toda la mercancía  con un tendero cambiándola por cuarenta kilos de papas nuevas en dos saquitos,  un queso semiduro grande, una caja de manzanas, otra de ciruelas y unos cuantos kakis y membrillos.  También cuatro platos de cocina con el dibujo del gallo. A mí  me pusieron un refresco Baya-Baya y un bocadillo de pan con tocino. Mi padre se echó un pisco de ron,  chochos,  pejines y unas sardinas saladas, de aquellas que venían expuestas formando una circunferencia en un tabal. A mí no me gustaron. Para terminar, unos vasitos de agua y … vuelta para casa.

Volvimos por el mismo camino. Ni una vez me subí a la burra. Unas almendras que cogí fue lo único que me eché a laboca  y a las ocho de la tarde-noche, entramos en mi casa. Mi madre salió a recibirnos
-¿Cómo estás Jacintillo?
Molío(1) , madre!

Llevamos a la cocina  lo que habíamos  traído.  Mi padre satisfecho se lo entregó a mi madre. La satisfacción del deber cumplido. Por mi parte, me fui directo a la cama,  pensando
¡Jacinto, hoy aprendiste algo nuevo y ya sabes donde hay papas! ¡En Ariñez!

Caí tieso en la cama. A  dormir  y….  mañana será otro día.
SALUDOS.
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(1) Molío-- Molido, cansado, deshecho, destrozado