Oí en estos días una frase que demuestra
la pervivencia de la socarronería del canario/a
en nuestros días.
Una madre recriminaba a su hija
que no se perdiera una fiesta y siempre tuviera otra pendiente de celebrar.
Primero le dijo aquello de
-¡Eres como la caja de turrones de
La Moyera que en toda fiesta está!
Para el que no esté versado en el asunto les aclaro que la
venta de éstos dulces –no son como los de Jijona- se realiza en unos puestos
muy peculiares, donde se puede observar una sombrilla, y la típica caja de
madera sin ningún tipo de decoración ni artificio, solo pintado en letras
grandes el nombre del artesano. Los turrones se colocan en hileras de manera
ordenada, para que el cliente pueda identificarlos a simple vista.
-¡Mire madre, hasta en eso está equivocada porque no se ha
enterado que ahora las cajas más famosas son las de Mederos, el del barrio de
Schamann!
-¡Fuerte niña lista, oiga. Hasta de turrones sabe. Te lo digo
por tu bien. Te vas a enfermar de estar toda la noche botada (1) al sereno!
- ¿ Botada? ¿Porque
haya salido dos sábados seguidos, me dices botada? ¿Cuánto tiempo hace que no empato dos noches,
señora?
A lo que contestó
la madre con la frase definitiva y origen de la historia
-¡Cállate! ¡Que tu eres capaz de colgarte del rabo de un
volador (2) pá ver donde hay fiesta! ¡Y me vienes ahora como una santita!
Fin.
…-o0O0o-…
1.- Botada: Tirada en la calle
2.- Volador: En Canarias, cohete.
Y relacionado: también aquí al pirotécnico, le llamamos fueguista. También se puede oir: manojo de voladores.