Esta hoja no tiene más pretensiones que plasmar por escrito, para no olvidarme de aquellos momentos o situaciones que provocaron en mí una sonrisa, preferentemente historias relacionados con la socarronería del hombre o mujer del campo canario, o como decimos aquí, de los magos o maúros.

Entrada infantil



Después de haber escrito ”El polizón del derby”, muchas personas ¡bueeeno, alguuunas! me han preguntado el resultado del partido en Tenerife. Perdió la Unión Deportiva Las Palmas por 2-0. También recordé que se necesitaron cuatro partidos para decidir la eliminatoria. Este último dato me hizo desconfiar de mi memoria.

-¡Pancho! ¿Cómo van a ser cuatro partidos?

Hoy las reglas son: En caso de empate en la eliminatoria a dos partidos, se decidirá a favor del equipo que haya marcado más goles fuera de casa. Si siguieran empatados, al término del segundo partido habría prórroga –dos tiempos de 15 minutos y si persistiera el empate, lanzamiento de penalties. ¡Como han cambiado las normas!

Me he puesto a buscar en algunos archivos para asegurarme de la certeza del dato y ofrecerles a Vds. con seguridad si fueron o no cuatro partidos. Este es el resultado de la búsqueda.
Copa del Generalísimo 1/16 Dieciseiavos de final
1er. Partido: Domingo 25/01/1965 Estadio Insular Las Palmas 2 Tenerife 0
2º . Partido: Domingo 16/05/1965 Heliodoro Rodguez. Tenerife 2 Las Palmas 0
Desempate
3er. Partido: Miércoles, 19/05/1965 Estadio Insular Las Palmas 0 Tenerife 0, tras prórroga.
4º. Partido: Jueves, 20/05/1965 Estadio Insular Las Palmas 1 Tenerife 0 (gol de Collar)
La Unión Deportiva pasó a 0ctavos de final. ¡Vaya rollo para el que no le guste el fútbol!

Como siempre me gusta contar alguna anécdota, la de hoy está relacionada con esa época y con el fútbol.
Mi amigo Paquito, era bajo, regordete, de piel blanca y desde la edad de catorce años lucía un bigote, de pelo muy fuerte, como una sombra negra. Llamaba la atención porque en las demás partes de la cara no tenía pelo alguno. Se lo afeitaba diariamente y además lo disimulaba con polvos de talco. También era de piernas muy fuertes y velludas. Este detalle tan exhaustivo, viene a cuento con el precio de la entrada al fútbol de las localidades que ahora nos interesan, eran
General: 35 pesetas General Infantil: 10 pesetas, como verán en la siguiente imagen.

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¿Saben que hacía Paquito cuando iba a comprar la entrada? Se ponía el dedo índice tapando el bigote y se remangaba los pantalones como si todavía llevara pantalón corto. Ponía 10 pesetas sobre el mostrador. El taquillero lo miraba y remiraba. Se echaba hacia atrás para poder ver por debajo de la taquilla. Al ver las piernas desnudas y con cara de extrañeza le vendía la entrada infantil.
¿Qué les parece la picardía? ¡Siempre estábamos -como hoy- a vueltas con la economía!

Yo vengo de un tiempo de cerezas

Hace un mes, Pancho asistió a la entrega de los Premios Leader. Se trata de un galardón con el que la REDR (Red Española de Desarrollo Rural) premia a aquellas personas o entidades que apoyan y difunden con su tarea diaria el mundo rural, reivindicando el territorio y sus gentes. Se reconocieron a personas como Montxo Armendariz, Imanol Arias, Juan Echanove, Carlos Barrabés, Monserrat Domínguez y Eugenio, el pastor de Robladillo, o José Antonio Labordeta, a título póstumo, entre otros.
El lugar elegido para la celebración del acto fue el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Quiero ceñirme a la actuación de Luis Pastor, cantautor y poeta. Acompañado de Lourdes Guerra subió al escenario para unirse al homenaje a uno de los premiados, su amigo José Antonio Labordeta, al que llamó El Abuelo, compañero de muchas actuaciones.
Recitó con voz cadenciosa un poema de su autoría que refleja toda una época, cercana a la mía. Ahí va la letra. Les recomiendo leerla despacio



Yo vengo de un tiempo de cerezas
De la espiga del viento y de la hoz
Mapa que retiene la memoria
Como una fotografía en blanco y negro
Yo vengo de un tiempo que me nombra
Con espada de madera y crucifijo
En la escuela se cantaba el cara al sol
Y en la calle a Molina y Joselito.
Era el tiempo de ser niño.

Por la dulce voz, por el agudo grito
La calle una plaza abierta.
La plaza un planeta unido.
Con calles a muchas puertas.
Casas de abuelos y de primos
Era el tiempo del caballo y de la yegua
De los cerdos, las gallinas y los nidos
Y el huerto con todos sus manjares, olores y sabores
Que mi padre labraba, artesano del surco.
Escultor del manzano y de la higuera.
Sabio en su oficio, dueño de la azada y la guadaña
Gigante humano domando la tierra
Era el tiempo de la era y de la trilla.
Campanas y cigüeñas. Paraíso del pobre.
Pan y espigas
Era el tiempo del trino y el jilguero
Cantaor de coplas, ruiseñor de sueños
Era el tiempo de la radio y de los rezos
De las tristes procesiones para muertos
De los muertos tan cercanos a la era
De los lobos y bandidos por la sierra
Era el tiempo de los juegos en pandilla
De la comba, de la piedra,
Del pinchete, de la pídola
Y el verano, como un año al sol entero
Con siestas en la manta por el suelo
Era el tiempo de la madre y sus caricias
De su dulce voz, de sus ojos dulces,
De su tierna risa
Del abuelo y su secreto de tristeza
Que ahogaba cada noche con vino de taberna
Era el tiempo de la pana y los remiendos
Del café de estraperlo,
De la sopa de tomate y de patata
Del pecado que mata.
Del miedo, del castigo y del perdón
Era el tiempo de temer a dios

Seguidamente y a dúo con su mujer Lourdes Guerra -tinerfeña de Güimar; hermana de Pedro, el cantautor canario- bordaron con sentimiento una canción de Labordeta, "Ya ves". Fue una noche mágica.
Al término del acto, me acerqué a saludar a Luis Pastor, para expresarle la emoción que había sentido en su actuación. Lo extraño es que me saludó con un fuerte abrazo, preguntándome como estaban las islas. Le dije como sabes que soy canario. Asombrado le dije que era la primera vez que le saludaba. Dijo que si estaba de coñas.
-¿Ya no te acuerdas de las copillas que nos echamos aquella tarde-noche? ¡Fue en La Laguna! ¿verdad? Cantando folías y unos boleritos!
Sonreí, prefiriendo dejarle en su equivocación y seguimos hablando de otros temas. Nos despedimos y al salir a la calle un pensamiento me rondaba la cabeza.
-¿Estaré perdiendo el tino? ¡Soy canario, me gusta la guitarra y el timple, cantar canario y boleros! ¡En fin: que me gusta un buen tenderete!
Me habría gustado haber pasado el rato que dijo, pero les juro que yo no fui.
Ahora me pregunto:
-¿Tendré un doble por ahí que encima tiene mis gustos?
Cuidado, amigos: Si les pide dinero prestado, exijanle que enseñe el carnet de identidad, para asegurarse que soy yo.
Un abrazo

El polizón del derby

Correíllo León y Castillo


Corría la primera mitad de los años sesenta y como hoy, la rivalidad entre el C.D. Tenerife y la U.D. Las Palmas en el aspecto futbolístico era muy grande.
El Domingo próximo se celebraba una eliminatoria de la Copa del Generalísimo (¿Qué les parece el nombre?). Hoy se llama Copa del Rey. El que manda, copa. Pancho junto a varios amigos fue a comprar el billete para el correíllo León y Castillo. El partido comenzaba a las 5 de la tarde en el Heliodoro (nombre del campo del Tenerife). La salida del barco fue a las 12 de la noche del sábado. A eso de las 11 y media ya estábamos todos embarcados. Habíamos comprado los billetes de ida y vuelta de la clase más barata: Sillas de cubierta, nada de camarotes que no estaba la economía para según que cosas.
Desde la cubierta nos despedíamos entre bromas de nuestro amigo Juan Hoyos que, aunque portaba como nosotros una bolsa tipo macuto entre sus manos, nos había dicho que no podía ir al no contar con permiso del trabajo.
Cuando el barco empezó a separarse del muelle vimos con sorpresa que Juan salía corriendo hacia el barco y de un salto subía a bordo desapareciendo por la escalera hacia los camarotes. A los pocos minutos, apareció vestido con una camiseta amarilla de la Unión Deportiva, gafas de sol y una gorra camuflado entre la gente. Véase en la foto 2, por dónde saltó el “polizón”.
Foto 2
Hasta la entrada del estadio, nada destacable. Durante el partido, recuerdo como los aficionados –más bien los forofos- de uno y otro equipo hacían gracias como las siguientes: Un aficionado grancanario llevó una bolsa de arena que extendió sobre la grada, gritando: ¡ Areeena!. La claqué grancanaria repetía a coro la misma palabra.
En la parte tinerfeña, la palabra que se repetía a coro era esta otra: ¡Fumarooola! Ésta, más potente, seguida por todo el público, dado que jugaban en casa.
Les aclaro que estos piques querían significar: Tenerife no tiene arena amarilla en sus playas. Más tarde, hicieron una artificial en Las Teresitas.
En cuanto a las fumarolas, son unos escapes de azufre que hay en la parte alta del volcán Teide. No hay en Gran Canaria.
Vamos ahora a la parte final de la historia.
Llegó la hora del embarque hacia Gran Canaria. Serían cerca de las diez y media de la noche cuando llegamos al muelle. La hora señalada para la partida, las once. De repente, vemos que el barco se está separando del muelle.

Foto 3
Empezamos a correr, el único que llegó a tiempo de saltar fue otra vez Juan Hoyos, también sin billete. Exhaustos, nos sentamos en el suelo, diciendo:
-¡Fuerte suerte tiene este tipo! ¡Todo le sale bien!
Cuando fuimos a la caseta del muelle de la Compañía Transmediterránea a preguntar cuando salía barco para Las Palmas, nos dijeron que ya estaban embarcando en la otra parte del muelle. Para allí salimos y a las seis de la mañana llegamos al Muelle de La Luz.
A la hora del mediodía me llegó esta noticia.
-¡Pancho! ¿Sabes que el barco en el que se subió Hoyos no venía para Las Palmas? ¡Su destino, era La Palma! ¡La madre acaba de mandarle un giro para que pueda comprarse un pasaje para acá, vía Tenerife!
Cuando llegó tras su odisea, nos contó con su gracia natural la aventura:
Dijo que cuando subió a cubierta, estuvo un rato apoyado en la barandilla, viendo alejarse Santa Cruz de Tenerife. A su lado una pareja mantenía una conversación que llegaba a sus oídos. La parte final que escuchó fue ésta
-¡Mañana a las siete estaremos en Santa Cruz!
A Hoyos se le puso la carne de gallina del susto
-¡Perdonen! ¿A dónde dijo Vd. que va este barco?
-¡A Santa Cruz de la Palma!¿No lo sabe?
-¡Ay, mi madre! ¿Y yo que voy pá Las Palmas? ¡No te lo dije, Juan Hoyos! ¡No se puede vivir tan deprisa, hombre¡



Saludos..

Fotos tomadas de la página de Trasmediterránea: http://www.trasmeships.es/