Olegario
vive solo, allá en las medianías. Esto de vivir solo, no es bueno. No se recoge la casa como debiera, lo de lavar
la ropa, también es una lata. No se hace
comida a diario, así me está contando mientras planta millo.
-Mire,
Pancho estoy “jarto" (1) de comer
colinos. Yo no sé el tiempo que no como
otra cosa. El otro día, tuve que bajar a Las Palmas al médico y ¡se lo juro por
Dios, que no pensaba en otra cosa que en “jartarme” (2) de carne!
Me fui al
bar García, por allí por el Parque Santa Catalina, que dan comidas baratas y
buenas. Me senté y me dijo el hombre
-Buenas señor. ¿Pa’ beber?
-¡Una cervecita!
Me puso
un cartón escrito encima de la mesa y me dice
-¡Aquí tiene la carta, señor!
Como yo
no sé le leer. Me hice el farruco y señalé con el dedo unas letras donde me pareció
-¡Muy bien, señor. Gracias!
Dijo el
camarero y yo me quedo contento por lo bien que salí del apuro.
A esto
de los cinco minutos, me sirve la comida y ¡ la madre que lo parió! ¿Usted
sabe que me trajo? ¡Un potaje de colinos!
¿Y qué
iba a hacer? ¡Comérmelo!
Mientras
lo engullía, ponía los ojos como platos,
mirando para la mesa de al lado, donde un señor se estaba “mandando” un filete
de carne que no le cabía en el plato.
En ese
momento pasa el camarero y el vecino de la carne, le dice:
-¡Camarero! ¡Repito!
Ésta es
la mía -me dije- y paré al camarero
-¡Amigo! ¡Yo también repito!
Un cuarto
de hora esperando ¿Y saben lo que hizo
el camarero? ¡Me trajo a mí otro potaje de colinos y a él, otro plato de carne! ¡Tres veces le nombré a la madre del
camarero. ¡Eso sí, para mí, para mis adentros, no me vayan a dar encima un
tortazo!
¡Y
también me lo largué! ¡No iba a dejarlo allí! Y me puse a acechar al camarero por si se estaba riendo de mí. Así que lo paré y le dije
-¡Amigo, como se llama ese plato de carne!
-¡Escalope, señor!
En eso
que dice el comensal vecino
-¡Camarero. Tráigame un
limpiabotas!
Sobre
la marcha, le dije
-¡A mí también me trae otro!
Y dice
el vecino
-¡Hombre, con uno tenemos pa’ los dos!
¡Mire,
me jodió que me lo dijera y se lo largué en su cara!
-¡Muchas gracias! ¡Pero menos
confiancitas! ¡Usted se come el suyo que yo me como el mío!
(1) y (2)
Harto, hartarme.
5 comentarios:
Qué bueno, Pancho. Me pregunto pamí, pamis adentros -que diría José María- que de donde sacas estas historias....
Anónimo: Con la frase esa que pusiste te identificas. Eres de un tiempo y un lugar conocidos, pero no doy con seguridad con tu persona. Eso sí, ante la duda no voy a decir quien eres, pero la palabra Jiai, es seguro que no te es extraña. Un abrazo
Con tantos colinos, seguro que los "voladores" le salían gratis
Cristiano, ponga el comentario anónimo al que contesta, que todos queremos rendijia.
Perdone, amigo que no conteste en tiempo. Los misterios de la informática hacen que no se me avise de que hay comentarios pendientes.
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